Ivette sin duda es una niña bonita. ¡¡Pero mira que irse con el novio!! ¡¡& precisamente el 31!!
Mis padres hablaban de una Ivette que yo debía conocer seguramente, porque el tono con el que se referían a ella demostraba que al menos pariente era. No daban ni las siete de la mañana & ellos ya estaban bebiendo chocolate en la cocina. Mi habitación se encuentra separada de ésta por la sala, & aún así, escucho todas las coversaciones. Recuerdo una vez, cuando era más pequeña, mi madre le reclamaba a mi padre por la llamada de una mujer en la madrugada, claro; ella había contestado & la del otro lado no supo más que decir:
-...disculpa, estará Alberto?
& bueno, mi padre iba entrando, ella lo sentó & comenzó el interrogatorio; falsos argumentos como respuesta & las voces, una nerviosa, la otra hastiada de lo mismo. Todo muy claramente, precisamente por la cercacnía de la cocina a mi cuarto.
Decía que ahora, hablaban de Ivette, la niña que indudablemente era bonita, pero lo bonita no la excentaba de hacer tontería &media. Como irse con "el Gato" su novio, dos horas antes de la cena de año nuevo. Dejando a su madre con el ponche hirviendo & llevandose su ropa húmeda que había lavado para usar en la noche. Una no debería, pero se entera de esos detalles que hacen que "el chisme" no lo sea, sino que se convierte en una especie de reporte, casi un ensayo literario. & ellos, los que hablan, ni cuenta se dan de lo bien que les sale.
Permanecí un rato más en mi cama con las manos debajo de la nuca, mirando cómo el cuarto iba tomando el color del día poco a poco. Mientras, la plática en la cocina seguía sobre Ivetsita. Ahora una voz femenina se sumaba a la tertulia, bebían chocolate. Sé que tomaban chocolate, porque en las mañanas mi sentido del olfato está limpiecito y en extremo sensible, así que percibo desde el olor a perro húmedo, cuando éste llega de la madrugada a echarse a la puerta de la casa; hasta el chocolate caliente que se ha perparado en la ollita despostillada que mi madre ocupa, exclusivamente para chocolate. Además al salir, fue lo primero que noté en sus tazas.
Al no reconocer la voz de la invitada, decidí salir & decir buenos días (también mirarí a todos con rencor, por haberme despertado). & mas acertadamente, me haría de una taza de bebida caliente, Claro estaba que -también- charlaría sobre el destino de la pequeña Ivette.
Me puse pues, un par de tenis, el primero que mis pies encontró, una playera azul de manga larga, este día sin duda sería azul (soñé en azul, premonición estúpida). Me pasé la mano por el cabello recién despertado, me froté los ojos, para causar más efcto de recién despertada, & salí caminando, aún con el espíritu en las cobijas.
Resulta que si conozco a esta Ivette, pero vamos; casi dormido uno no recuerda ni su nombre. Tiene mi edad. Es la hija de la vecina, la dueña de la bonetería. Son protestantes & la niña, estaba "destinada indudablemente a servir solo a dios".
Pues lo que la madre de Ivette desconocía, eran las veces que el Gato iba por ella a la escuela, las veces que me los encontré en los bares del centro; & la vez aquella -innolvidable anécdota (juro que nadie más sabe)- en que ellos dos, tortolos enamorados, se metieron a la bonetería siendo casi media noche, prendieron unas velitas, & se disponían a... "leer a Juan Rulfo". Llegó su hermano mayor con su novia, precisamente mentalizando la misma actividad. La novia era yo, & obviamente nos rogaron no decir nada, & francamente, esa respuesta tan divertida & dicha con una ingenuidad que casi le creí, no ameritaba menos que guardar el secreto. "Solo ibamos a leer a Juan Rulfo, en serio!¡ Yo no sé si en realidad ella tenía, al menos, una remota idea de quien era ese JuanRulfo, pero a mi me sigue pareciendo ese, el mejor de los pretextos & explicaciones.
Pues a Ivette le ganó el amor & ahora se discutía si sabíamos algo, si notamos que algo le faltaba a su hija, si el mal ejemplo de Eduardito (el hijo mayor) había sido el detonante. Claro, yo me llené la boca con pan dulce remojado de chocolate, para no emitir juicio sobre éste Eduardito. Seguro me ruboricé un poco, pero nada me hizo decir nada.
Escuchamos a la señora un buen rato, hasta que mi hermanita despertó & pidió almorzar. Mi padre -se notaba que estaba fastidiadísmo-, optó por salir a tomar los rayos de sol que ya regaban el patio. Mi madre estaba menos desesperada, pero necesitaba levantarse ya. Me quedé con la señora que aún no comprendía "los motivos de su nena para dejarla de esa manera". Hoy es tres de enero, cumpliría decinueve.
-Señora -le dije- seguramente lo hizo por amor ¿qué más pudo ser? Ivette es inteligente, no se preocupe, le va ir rebien.
Yo intentaba ayudar, al menos mostrar que la entendía. Ella remató;
-Ay hija, si todos sabemos que es media lenta ésta niña. Imagínate que su hermano le regaló un libro de JuanRulfo hace dias, & ella en vez de ponerse a leer, se carcajeó como desquiciada!!¡¡ Qué niña ésta!!¡¡
Jessica