martes

Gloria, Ana & Jessica

Llego al departamento que rentamos la chica de arquitectura, la de ciencias de la comunicación & yo: allá, en una calle de la cual no me aprendo bien el nombre, detrás de CU. El internet también nos lo cobran, como si de agua o luz se tratara. Ellas tienen sus laptops & yo tengo que esperar a que alguna se desocupe cinco minutos, o el tiempo que sea, incluso mientras se bañan, para utilizarla & hacer mi turno de tarea. Me la robaron hace tiempo. He mencionado ya que soy blanco fácil & apetitoso de gente que asalta,  que roba, atraca & amenaza. Pues en esa ocasión se llevaron mi computadora & ahora mendigo tecnología a mis compañeras.
Ellas hablan de cosas completamente diferentes. Una no deja de hacer números & cubos en cualquier papel que caiga en sus garras. No quiero minimizar el trabajo de un arquitecto a simples cubos, pero al pensar en ella -un arquitecto-, me gusta pensar en cubos, cubos rosas, cubos verdes, cubos que son triángulos e infinidad de figuras ebrias -las figuras-.
La otra, la de comunicación, es reportera de un periódico que hasta la fecha, luego de seis meses de conocerla, no he sabido cual demonios es. Pero lo que hace es anotar, anotar & andar siempre con ese cuadernillo opaco de pastas negras, creo que es cuero, o imitación de cuero. Anota lo que le decimos, lo que piensa que vamos a decir, lo que no quiere que digamos & a veces lee. Pero la que lee más soy yo.
Creo que de las tres soy la que menos habla, cualidad estúpida de quienes leen; se creen que leen o escriben porque no saben hablar. Tristemente -no siempre- así sucede. Soy una ostra que intenta parlotear. Con ellas hablo moderadamente, no de más, &tenemos una buena comunicación sin embargo. Nos caemos bien, incluso, puedo asegurar que nos hemos tomado cariño.

Llego al departamento que rentamos. Las dos ya están instaladas en sus respectivos rincones; una sobre la mesa del minicomedor, con los tenis sucios sobre mi silla; & la otra de pie esperando a que caliente el agua para el té. La que espera el agua, siempre está junto a la estufa o junto al refri, & nunca me he preguntado por qué, solo es así.
Al llegar, con una inminente sonrisa de gato drogado (figura que jamás me gustaría ver, pero que expresa mas o menos cómo me veo-siento), busco mi taza en la alacena, mi taza es negro-cenicero, miro el techo, las miro a ellas en sus arduas tareas de "hacersependejasenelfacebook" & respiro hondo. Nadie nota nada. Pero pronto sabrán que Lobo, que ese vejete de mi profesor de Literatura Precolombina perdió mis calificaciones en una borrachera (el anciano se puso a pregonar que las clases en la universidad valían para sus tragos, mis examenes en mano, se la paso bailoteando por el bar hasta que alguún bondadoso lo fue atirar a su casa, sin examenes, sin portafolios, sin zapatos) & no quedaba más que ponerme un diez en las cuatro unidades.
Estúpida explicación & pretexto, claro está, a mi verdadero motivo de felicidad: Carlos estuvo todo el tiempo conmigo, con mis lecturas, con mis asaltos & en la más triste de las situaciones: cuando Lobo me mandó a extraordinario, luego a título; & por fín, cuando me despidieron del ICE...seguro les sacará una risa a mis amigas de cuarto.

Otra vez: Jessica

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& quizá después piense en el anacrónico & último rescoldo de luz que llegaba a "Teoti"


Maíz

3 comentarios:

  1. Ojalá me puedas pasar a ver estos dias.
    Ya sabes donde estoy.
    Necesito tu correo. Lo perdí.

    Mat

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  2. Revisa la siguiente pagina:
    http://tobe-continued.com/
    La idea me gusta.

    Mat

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  3. • zepp.white@gmail.com
    • cafecita.rock@hotmail.com

    AnónimA

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