lunes

Walking next to...nobody












Conocí a Carlos mientras le escuchaba hablar del tejate.
Yo hojeaba una revista con artículos &fotografías que demostraban un 2006 vivo en Oaxaca.
Luego de no verlo por casi, quizá tres o cuatro meses, hoy platiqué con él.
Iba en esa bici amarilla, un poco vieja, pero reluciente entre camiones & escapes enegrecidos.



Es alto, & lo sabe disimular, le gusta disimularlo & quedar a mi altura para verme los ojos.
Tiene esa rara barba, que hace que quiera tener una.
Me gusta decirle rara barba, porque lo raro es bueno.
Ya no carga el sombrero decolorado por calores de Oaxaca.
Pero supongo que sigue sacandolo a dorar.
Su voz es simple, grave & completa. Sin acentos, & sabe rimarla perfectamente.
De su risa rescaté las raíces, esas tramas delicadas que lo hacen verse como lo veo yo.
Carlos está sentado a medio dia en la puerta del teatro.
Borrando con sudor de su nariz el mal clima que se aglomera a sus pies.
Haciendo bailar sus manos & codos, descubriendo el sonido de la plaza vacía
Carlos está huyendo del tiempo que pasa lejos, descubriendo un mezcal a las seis cuarenta&cinco de la tarde. Poniendo total atención en lo que intento decirle.
Garabateando las espaldas blancas con estrellas rojas & jícaras de pulque.
Carlos:
Hago de todo tu complejo armamento, una simple entrada de blog.
Deshago tu compleja ceremonia de reencuentro & la divido en tres; el hola, el beso, el cuidate.
Dentro de ti hay milpas que crecen en dirección opuesta, como alguna vez dijimos que era lo correcto. Dentro de ti la palabra que dice que está inconforme.
Dentro de mi el seco paladar de tanto seguirte.

Seguimos gritando que Oaxaca está vivo.
Sigues haciendomelo ver.
& sigues tratando de convencerme.

 
Para Carlos

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