miércoles

Cuestión de fe

…tenía el tiempo justo y necesario para llegar  “a tiempo” al trabajo, salí de mi casa olvidando como siempre algo, ¡mis anteojos! Y justo al límite de, entre la calle y mi casa apareció mi abuela con sus dos trenzas adornadas con una agujeta en rojo y su cabello de color grisáceo, (en verdad que admiro a mi abuela, toda la vida siendo una analfabeta, sabe todo, pero las letras “namas no le entran”).
El asunto de toda esta intro un poco desvariada es que me di cuenta que me empiezan a nacer unas ganas de escribir de mañana, pero, que tiene que ver mi abuela y su relación tan divorciada de las letras? Y lo que tiene que ver es precisamente  “cuestión de fe”. Ella es fiel creyente de los mandamientos “divinos”  y religiosos, ayuda al prójimo  sin trabajo ni oficio de planta, aprendió de memoria liturgias plegarias y oraciones, algunos santitos ocupan un lugar especial en su habitación, lugar que no ocupan fotografías de la familia o de buenos amigos, suele ir acompañada de su soledad a visitar a los santitos en su día… hoy curiosamente me enteré de santa Catarina, y a decir verdad poniendo atención en el nombre, me recuerda que así se llama la patrona del pueblo de donde mi ombligo se perdió. Mi abuela se paró frente a mí con una cara de asombro por la prisa mía  y me  dijo –aquí te persigno?, bueno pues aquí-.  Sacó tres monedas de oh rayos no sé donde, (ahora pienso que mi abuela es maga) las llevó primero a mi frente para después recorrer con ellas todo mi cuerpo, y empezó…

“santa Catarina madre de dios
te pido que a mi nieto
no le falte el pensamiento
dale buena salud
que esté tranquilo
que sea bueno en su andar
que se le quite esa enfermedad mala
socórrelo en la escuela
que tenga buenos amigos
ilumínalo!
Y que no se meta en malos pasos…

¡Amén!"


Todo esto es como un ritual mágico, y yo, apenas escucho la última palabra  abro los ojos y sin importarme las millones de bacterias que contengan, beso  las monedas.. Por “cuestión de fe”, me despido de ella y le pregunto- ¿hoy no hubo flores? (prefiero besar flores a besar monedas, “por cuestión de gusto”) pero antes de que me responda me doy cuenta que la crisis le esta pegando a la abuela.

Total… me fui ahora sí un poco tarde, de “milagro” llegué justo a tiempo para subirme al “cuarteles” (que casi se me escapa).
Y ya a bordo de él me digo a mi mismo, ¡que bonito encontrar asientos vacios y con vista panorámica!, aunque al tener la ventana abierta, el frio  y el viento te  calan los huesos. Comencé a escuchar un ruidito de cómo cuando se raspa una piedra en el piso, pero seguí pensando en la abuela… ¡y otra vez ese maldito ruido!… entonces busqué con la mirada su origen por todos lados, vaya sorpresa era el tipito del asiento de enfrente, y sí,  rayando una de las ventanas del “cuarteles”, sin dudarlo mucho toqué su hombro y él con una cara de espanto volteó a verme, sin dejar que hablara le dije con voz seria -¡deja de hacer eso cabrón, no ves que estoy escribiéndole a la abuela!? Y se detuvo… y es que el sonido no era agradable y la letra era nada bonita, ni siquiera  escribía un “te amo” tal vez eso lo justificaría, las cosas del amor se justifican siempre… pero me sorprendió ser el único sujeto que se ocupara en decirle que dejara de hacerlo, no tanto por “cuestión de creencias” sino porque el ruido interrumpía las oraciones  de mi abuela que volaban una y otra vez en mi cabeza… en el autobús se veían varias gentes puritanas, que ellas sí, por “cuestiones de moral” pudieron haber dicho ¡basta! Pero, será que nadie ve nada?

Y luego llegar a ese “bendito” crucero de la central para poder tomarse una siesta de veinte minutos y al abrir los ojos darte cuenta que hemos avanzado prácticamente, nada. (Maldita sea llevo prisa) y nadie ve nada? tal vez las gafas negras negras del señor agente de transito, le bloquean la visión del agobiante tiempo, que un sólo autobús puede tardarse en “subir animales” (como dice la gente).

Probablemente después de todo sí llegue tarde al trabajo,  pero la próxima vez que mi abuela por “cuestión de fe” llevé las monedas a mi frente, le diré que entre sus plegarias anexe una que diga…

“quítale los ojos a Gustavo
para que también 'no vea nada',
haz que parezca puritano
o que alguien le obsequie unas gafas
como las del señor, agente de transito”…


¡Amén!
G.i.M.g.

1 comentario:

  1. ¿ves como si te sale?
    solo cuestión de práctica & atención en los dedos.

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