martes

Encuentro ocasional.

Fue...

Minutos apenas después de las seis de la tarde justo cuando el sol se marcha y las hojas de los arboles nos inundan como cientos de tinieblas y fantasmas,  fue en ese instante, en que todos huían al saber que es hora de marcharse, cuando ya no hay nada más por qué sudar o cansarse y te apareces tú con  tu boca salida de no sé donde acompañada de otros pasos y otras voces,  ibas toda vestida de cielo desde las orejas hasta los dedos, te vi sin palabras por el asombro de encontrarte pues no había esperanza de verte, pensaba tal vez en cualquier sitio menos el parque.  Te vi dudando sabiendo y no sabiendo si  en realidad eras quien creía que eras…y ya cuando más cerca te vi directo a los ojos sin que tú te dieras cuenta, noté que en realidad eras ella, la mujer sin nombre. Tú y yo en el parque sin imaginarlo apenas, me hice mármol al no saber si seguir tu huella o quedarme, ¡No pude evitarlo! Estamos tan distantes a pesar de estar pisando el mismo pasto y te vi tantas veces de reojo cuando no me viste, te grité tantas veces cuando no me oíste...Después noté que tú también me veías sumergida entre la gente y la tarde, pero llegó la hora maldita y me desvanecí entre las oscuras sombras de los arboles.
             Sin nadie...




Gustavo

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