domingo

por Allende, bajando a buscarte

Tu deshilvanado corazón
en el jarrón azul

sigue latiendo
y es de esperarse.

Tu voz encantandoa más de una niña,
entre las calles eres tu camisa amarilla,
rusa de principio de siglo


¿estarás ya en donde prometimos?
¿o sigues haciendote el valiente?
jugando a la ruleta rusa

2 comentarios:

  1. A las dos horas ya deseaba volver. El abuelo se empeña en que lo recordemos amargamente hasta su muerte. No terminé de comer, pero me tragué todo el sermón y su desprecio en la mesa viendole los dedos amputados y chuecos.La abuela me defendió con maestría, como si hubiera escuchado lo que me dijiste al despedirnos. O tal vez no. Sólo el diablo lo sabe.
    Cuanta falta me hacia decir esto, cuanta urgencia de callarlo en los botones de tus costillas.

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  2. No tengo donde dormir. Mi madre ocupa la habitación que yo de niño. ¿Con ella? No podría.
    Lee a Paulo Coelho en la cama, olvidando que omitíó decir en la comida familiar a la que no asistí,de mi visita.
    Mañana me vuelvo, al amanecer zarpa un barco escuché en la platica de dos borrachos.

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